miércoles, abril 21, 2010

Chaos

Tras muchos años, y un suspenso... ya obtuve mi carnet de conducir, y tener los papeles del coche arreglados, me disponía a hacer uso de susodicho título para ir a la universidad.
Llego al coche, entro, dejo las cosas, pongo la radio, un casete, y me dispongo a encender el coche. Con la mala fortuna que no arrancaba, el pobre, que está viejo y no da para más, así que me tiré como 5 minutos, tratando de hacer que se moviera, mientras se armaba una buena cola de uno que quería ese sitio. Al rato se dio por vencido y se fue.
Lo consigo arrancar y me meto en el bullicio de la mañana, tráfico y más tráfico. Ninguna novedad, pero un servidor, cuya única compañía del volante y de los Red Hot que sonaban por los altavoces, pues le sabía a poco.
A ver si me explico, está bien conducir, pero no es más que otro medio de transporte, una herramienta que te lleva a un destino (el cual posiblemente tenga problemas para aparcar, como me ha sucedido al volver, el estacionamiento en mi barrio es un bien muy valioso)no tienes esa sensación de libertad que ando buscando, tienes que ir por tu carril, condicionado por miles de señales, de pinturas, de obstáculos, casi es como si fueras en tren.
Decides tu destino, si, pero no decides la forma de recorrerlo. No obstante, con compañía, puede ser bastante divertido, supongo que es cosa de como quieras llevarlo.

viernes, abril 09, 2010

Musa

Oh musa, conocida,compañera, amiga, amante, novia, mujer, madre, oscura inspiración, me has abandonado.
Cada vez que me encuentro delante de la pantalla y trato de formar dulces e incisivos versos, rica prosa o malvados párrafos llenos de odio, no encuentro más que vacío.
Cada vez que trato de dormir parece que te acercas a mi cama para susurrarme al oído las más interesantes composiciones, los más divertidos mensajes que podría sacar de mi agotada mente para arrebatármelos de mi memoria cuando me acerco a alguna fuente de persistencia.
Maldita imagen la tuya cuando en aquel momento de perfecta inspiración formaste lo que sería mi primera canción y la apartaste de mi cabeza cuando levemente rocé el mástil de la guitarra.
Te odio por lo que representas, por lo que eres, por lo que me haces.
¿Porqué juegas así conmigo, porqué me torturas con tu presencia incompleta?
En esta cárcel en la que me has encerrado en contra de mi voluntad me encuentro. Déjame salir, déjame expresarme como es debido, déjame de lado o acompáñame, o tendré que abandonarte, y buscarme otra amante, que me haga feliz, que me haga libre.
Si, creo que te he encontrado, será la propia libertad, el abandonar aquello que me ataba a mi mismo la solución, si por ello consigo mi fuga, sin dudarlo romperé aquello que me ata a ti, y seré libre.