Hoy, en uno de mis días de soledad de exámenes, en la biblioteca, me ha tocado comer solo.
No era la primera vez, y con el tiempo cada vez es menos... aburrido. La primera vez que comí solo recuerdo que me sentía observado, y comí muy rápido. Claro que eso no puede ser bueno para el cuerpo.
Ya hace unos cuantos años de eso y he tratado de evitar en la medida de lo posible el acto de comer solo en la universidad. Pero en época de exámenes si no hay más remedio pues se come en la soledad.
Este último curso ha sido especialmente pesado, en ese sentido, entre que tenía que quedarme casi todos los días, que mis amigos prefieren suspender a sufrir unos días en la biblioteca, que le voy a hacer, sino buscarme la vida y comer con tranquilidad.
Mi último descubrimiento es un bocadillo de calamares, el cual es bueno, bonito y barato, y lo puedes pedir para llevar.
Me planto bajo la sombra de algún árbol, sentado sobre el césped. No es mal plan.
Hoy he hecho eso mismo, con mi bocadillo, algo de agua fresca y a la espera de ir por el postre, solo yo, el árbol, el césped, los Foo Fighters y mi bocadillo.
Una comida de lujo, desde mi punto de vista, con la agradable visita de una araña, y una hormiga que es la que me ha hecho escribir esto.
Una hormiga, ¿qué puede ofrecerte una hormiga? Pues una buena reflexión sobre la fuerza, me explico: la hormiga, cargaba con cierta soltura, un bicho de bola (o cochinilla de la humedad) y se movía con agilidad entre las hojas del césped. Increíble, vale que carguen hasta con 10 veces su propio peso, pero era increíble verlo en directo.
Una maravilla de la biología y estructura molecular, unas patas tan delgadas, una musculatura unida a su exoesqueleto con fuerza descomunal. Mientras tanto, los humanos, necesitamos años de entrenamiento para cargar una ridícula cantidad de peso.
En proporción claro, dicen que si una hormiga tuviera nuestro tamaño, no podría sostenerse sobre sus patas. Limitaciones estructurales del carbono supongo.
Pero eso significa que el tamaño que deberíamos tener es el de los insectos, seríamos realmente fuertes, la evolución es caprichosa, pero un poco tocapelotas.
Si todo el tamaño estándar fuera de varios milímetros, seríamos mucho más eficientes, y la vida sobre la Tierra mucho más fácil, al haber más sitio.
Ahora solo necesito una maquina para empequeñecer las cosas y el premio nobel está a un paso... pequeño, realmente pequeño.
martes, junio 30, 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)