Por circunstancias de la vida, ahora tengo que coger un tren bastantes veces.
Eso me permite acercarme a la estación con una excusa, y observar esas máquinas gigantes que tanto me apasionan.
Lo primero que me encanta es un detalle que siempre me ha resultado curioso, los faros, los faros que se ven desde la estación tienen las luces rojas, nunca me pregunté porque eran rojas, pero le daban cierto aspecto de agresividad que me encantaba.
Luego el tamaño, el ruido de los motores, el grosor de los cables, de las vias, la ingeniería de esas máquinas, como frenar esa carga, como puede con tanto peso.
Estaría chulo ser piloto... ehm... conductor de trenes? trenista? no eso es Rafa Nadal. Chistes a parte, quitando el aburrimiento de tener que recorrer un camino prefijado, sería una buena forma de ganarse la vida, algo solitaria, pero tiene su encanto, y no tan chula como ser piloto de aviones, pero si tiene que tener algo el llevar una maquina de 300 toneladas y casi 5000 kW de potencia.
Tengo que buscar algun libro sobre trenes modernos, las locomotoras de vapor me atraen, pero su funcionamiento no me es misterioso como una locomotora moderna de alta velocidad eléctrica, ya que el mecanismo de vapor o diesel es más conocido.
Tendré que investigar más, lo apuntaré en la lista de cosas que hacer, y no, no es para poner bombas, solo es para entretenerme mientras espero que mi tren salga...
viernes, diciembre 11, 2009
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