La agresividad, esa gran conocida por todos. Nacida de la impotencia, del odio y de la ira, germen de todos los males y de las peores aberraciones conocidas por el universo.
Pues es necesaria, para bien o para mal, pero lo importante, y no está al alcance de todos es saber canalizarla, si canalizarla, porque reprimirla es precisamente lo que provoca lo mencionado arriba, y perder el control es casi peor.
La agresividad es una debilidad, las personas más agresivas son, a la vez, las más obvias y predecibles, eso les hace vulnerables, al fin y al cabo, ¿no es más remarcable alguien que permanece frío ante cualquier situación? ¿No da más miedo un Hannibal Lechter que un tío grande y baboso con un palo?
Hay maneras de canalizar la agresividad, en ese momento, cuando la tenemos bajo control, es cuando podemos usarla, cual arma, pero no de la forma en la que habitualmente se manifiesta, sino usarla cual escalpelo, atacando a los puntos débiles, destruyendo su integridad.
No voy a dar ejemplos de uso más allá de la generalización básica, cada cual es libre de usar su agresividad como le plazca, y cada persona es un mundo, pero bueno, personalmente, suelo canalizar la agresividad en sacar los peores insultos destruyo todos mis filtros y dejo salir todo lo que no debería nunca salir, no en violencia física por supuesto. Considero la violencia verbal más fuerte que la física, y eso es un detalle del que me siento avergonzado, trato de evitar las situaciones que me generan la agresividad, tengo miedo de herir a alguien de forma irreversible, y precisamente por ello lo evito, pero no lo oculto, admito mis limitaciones.
sábado, abril 28, 2007
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2 comentarios:
No estoy de acuerdo en lo de que la violencia verbal es peor que la fisica. Puede ser que sus efectos duren mas tiempo, si el agravio ha sido de gran dureza y certeza, pero creo que aquel que considera la verbal peor es porque realmente no ha sufrido la fisica (entiendase que no se lo deseo a nadie)
De la física te puedes defender...
no tengo más que añadir.
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