Hábito

Supongamos que tienes que hacer algo todos los días, sea algo tan sencillo como tomar una pastilla o algo tan complejo como levantarte de la siesta.
Ahora, tras este esfuerzo increíble de imaginación, encontremos una solución al problema de hacerlo siempre, todos los días, sin problemas de olvidos o de fuerzas que actúan en contra: gravedad, pereza, falta de tiempo...
Esto viene dado por cierta conversación en la que la gente se extrañaba de que fuera tan regular con la hora a la que juego al DDR.
No es por falta de flexibilidad temporal, es la necesidad de convertirlo en un hábito, algo que me ayude a vencer las fuerzas malvadas que me impiden hacerlo.
Si no fuera un hábito, cuando llegara la hora de hacer lo que debes hacer, podrías olvidarte, o distraerte, o sentir la imperiosa necesidad de no hacer nada, y eso es malo, porque se va dejando, y adieu.
En cambio, lo conviertes en un hábito, a ser posible saludable y sano, en un horario cómodo, tu propio cuerpo te avisa, incluso puedes designar reglas para la no realización del asunto.
Hagamos un examen de consciencia: la próxima vez que intentéis criticar un comportamiento de una persona pragmática, tratad de buscar la razón antes que la causa.